Off del capítulo 11 "La Ceguera de Cúpido" - Aliados Segunda Temporada

Off Fermin

En la hora mas cruel, en el invierno mas desesperanzador, siempre hay un refugio. Cuando la vida se vuelve una amenaza constante, una noche oscura, siempre hay un faro. Cuando todo se vuelve un sin sentido, siempre hay al menos una razón para seguir. Cuando se secaron todas las tierras y ya no hay lujos, no hay viajes, ni autos importados, cuando ya ni siquiera hay exotismo para edulcorar la vida que nos sabe insípida, aún ahí hay algo que tiene valor.

Esa guerra que parecía lejana, llegó. No es que estamos cerca, estamos en ella, en el corazón de la guerra. La guerra de los Dioses, una guerra en la que lo que está en juego es más que tierras, dinero o poder: son sus almas las que están en juego.


Cuando todo huele a despedida y pareciera que queda sólo un atardecer, hay un único lugar en el que quisiéramos estar. De eso nos hablan las parejas que son halladas muertas, fundidas en un abrazo bajo los escombros de un derrumbe: lo único que dejamos y nos llevamos de este mundo, es amor.

¿Pero qué es eso que llamamos amor y que cada vez que queremos aprender, se nos escurre como arena entre los dedos? ¿Qué clase de lenguaje es el amor en el que, aún hablando el mismo idioma, cuesta tanto entenderse? Poderoso dios es el amor: con un simple disparo de su flecha, hace del niño un hombre y de su capricho, una ilusión.

El amor no es un item más en tu lista de cosas para ser feliz, sino cómo cuidás aquello que te hace feliz. En el camino del amor, el primer paso es el amor por uno mismo. Sólo aquellos que se aman a sí mismos están invitados a la fiesta del amor. Y llenos de amor por nosotros mismos, enamorados, vamos en busca de otro a quien amar más que a nosotros mismos.

El amor se trata de dar, dar todo, dar de sí, sobre todo, dar las gracias. Es por la mirada de enamorado que puede advertirse el amor, el que ama mira a su amado como queriendo llenarse del otro, y con esa sensación, de que nadie más que él ve lo que ve, el amor es belleza que emociona.

Dicen que el amor es ciego, por eso para amar, como para besar, hay que cerrar los ojos. Dicen que el universo cabe en un abrazo, y es verdad. El amor es un abrazo, es el encuentro de dos mundos. El amor es ese primer beso que nadie te enseña a dar.

Pasamos mucho tiempo preguntándonos si lo que sentimos es amor, es simple: si lo que querés es cambiar al otro, no lo es, si lo que querés es cambiar por el otro, es amor. Sabrás que es amor cuando cada beso sea un reencuentro, porque el amor en definitiva es eso: es el reencuentro entre el cielo y la tierra. El amor no es ciego, los ciegos somos nosotros, él, el amor, ve, con claridad ve. Y el amor ve aquello que nosotros no, y se vuelve certeza. Está hecho del suave dolor de la renuncia, de perseverancia y determinación, de coraje y valor. Está hecho de pasión y fuego, también de dolor e imposibilidad. Está hecho de opuestos y de complicidad, de sorpresa y reivindicación, y sobre todo, el amor está hecho de inocencia.

No, no es ciego el amor. El amor ama, precisamente a quien necesitamos amar, a ese que va a transformar nuestras vidas. El amor no es ciego pero nos enceguece, porque una vez que lo conocimos, ese amor es lo único que puede hacernos sentir vivos: nos da coraje pero también nos da desesperación la idea de perderlo.

Amar incluye la crueldad de tener que dejar ir. Amar, a veces, es una ilusión condenada a la desilusión, ahí vas a conocer al enamorado, porque el amor ciego, ese que duele, se convierte en el aire que respiramos.


Buscá detrás de toda gran destrucción y vas a encontrar un hombre, un hombre enfermo de amor.

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