Nicolás Francella era apenas un niño cuando ingresaba, de la mano de su padre, a Telefé. Guillermo era protagonista de la ficción más vista y el pequeño iba a divertirse, a jugar, a ver cómo se hacía eso... “Siempre que entraba al canal tenía ese cosquilleo en la panza. Me fascinaba estar ahí, viendo cómo se grababa. No sé bien qué, pero algo me pasaba. Era una aventura buenísima”, recuerda el actor, que recién este año descubrió que la ficción sería su estilo de vida.
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La decisión se confirmó cuando llegó la invitación a formar parte del elenco de “Corazón de León” y en cuestión de meses pasó de ser un anónimo a uno de los referentes de “Aliados”, la ficción de Telefé que cierra su primera temporada esta noche desde las 21, con un show en el teatro Gran Rex.
Su imagen estalló, las adolescentes mueren por él y ya no es tan fácil salir a la calle. “Perder el anonimato de golpe es algo muy fuerte. No pasó ni un año desde que estoy en televisión y ya se generó todo lo que se generó. Mi realidad cambió. Por suerte los comentarios fueron positivos y eso me pone contento. El hecho de que te reconozcan es parte del juego y trato de vivirlo tranquilo. Creo que lo mejor acá es tener los pies sobre la tierra. A uno le puede gustar que te nombren y te halaguen, son mimos que te los podés guardar en el bolsillo, pero hasta ese punto. Por suerte están los amigos y la familia para darte ese cachetazo y decirte: ‘epa qué te pasa’”.
¿Es algo especial trabajar en una tira de Cris Morena, por lo que representa para los jóvenes?
Como cualquier proyecto de Cris, donde ella pisa deja su huella. Entonces para mí pertenecer a uno de sus elencos es un orgullo total. Es mi primera experiencia televisiva así que es una etapa de aprendizaje, de disfrute. Pertenecer a esto, estar en este gran grupo humano en el que nos cuidamos entre todos, es muy positivo.
¿Es tan exigente como se dice?
Al decir exigente es como que se genera un mito. Yo creo que con la exigencia se logran grandes cosas. Es una persona que labura muy bien y por eso da los frutos que da. Ella genera un semillero con los jóvenes, le mete un chip de lo que es laburar de manera responsable y todos terminan agradecidos de la escuela que le da. Podrán verla como estricta pero siempre da resultados. Si no tenés una experiencia en este medio ella te enseña mucho.
Inti, es el personaje que encarna en la tira, el cual con el correr de los capítulos se fue afianzando como resultado del esfuerzo del actor. Es que Francella hijo se asume tan exigente como su padre a la hora del trabajo.
¿Ser hijo de un actor reconocido te obliga a dar un plus?
Si pensás mucho en eso te termina limitando. Creo que lo mejor es no pensar mucho y dar lo mejor de uno. Obviamente la crítica siempre está, siempre voy a tener esa mochila pero trato de no darle importancia. Es evidente que hay cosas similares, es mi padre y no lo puedo evitar. Pero de ahí a sentir que tengo que dar un plus, no. El es una figura y yo recién estoy empezando. Es una persona que me aconseja y va a tratar de ayudarme.
¿Tu papá está encima de lo que hacés? ¿Te marca cosas?
Está encima lo justo y necesario. Ve “Aliados”, me dice lo que le gusta y lo que no. Puede venir el palo a veces. En la película también lo hizo. Somos los dos muy obsesivos y todo lo que hacemos lo encaramos a cara de perro. Y somos muy autocríticos. Entonces está bueno eso más para uno que recién empieza. Yo a veces también le digo cosas, desde un lugar más lejano, obviamente.
¿Y vos qué te criticas?
Son los rollos de uno en su primer laburo. Por suerte me puedo ver. La crítica va por ser obsesivo pero termino hilando muy fino. Tampoco es que la paso mal, pero trato de ver en qué puedo mejorar.
Toto, su personaje en “Corazón de León” e Inti, sin dudas van a quedar en su recuerdo para siempre “son los primeros pasos de una persona que está en la búsqueda de lograr lo mejor de uno, de sentirse satisfecho. Es una etapa muy linda”. Ya quedaron atrás los años estudiando publicidad (“me gustaba la parte creativa, imaginar cosas y plasmarlas en un comercial”) y las pasantías en agencias. De golpe, de un salto, Nico encontró su lugar en el mundo y ahora se dedica a disfrutar de su presente y soñar con su futuro: “De a poco voy a ir viendo qué es lo que más me gusta hacer dentro de la actuación. Tengo muchas ganas de probar el teatro. Hoy en día, quiero estar frente a la cámara”.
Fuente: LaRazon.com.ar
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